Fuente.- Blog CUED |
Sin embargo, siempre puede haber sorpresas. Que los estudiantes aprueben, incluso con buenas notas, no quiere decir que no haya margen de mejora.
Por lo tanto, evaluar nuestra función docente es prioritario y tiene un objetivo claro: mejorar. ¡Y quién mejor para evaluarnos que nuestro alumnado! Hay dos claves que deben cumplirse:
- La evaluación debe ser anónima. Por eso es importante realizarla fuera de plataformas de aprendizaje que pueden vincular datos del estudiante con sus respuestas.
- El estudiante debe sentirse libre para expresar sus opiniones. Por eso, el final del curso, una vez entregadas las notas, es un buen momento para realizarla, ya que no existe la posibilidad de represalias por parte del profesorado.
Os dejo un ejemplo de formulario de evaluación docente muy sencillo que yo uso con mis estudiantes.
En ningún caso hay que temer a la evaluación de nuestra función docente. Si ésta es positiva confirmará nuestro trabajo y buen hacer. Si es negativa permitirá identificar los aspectos a mejorar en el futuro. Y lo que queremos es mejorar, ¿no?