En educación, como en otros muchos campos, oímos con frecuencia que hay que innovar, pero ¿qué tipo de innovación queremos? Esta pregunta, que es clave en el desarrollo de los sistemas educativos, la responden Jordi Adell y Linda Castañeda en el libro publicado recientemente: "Tendencias emergentes en educación con TIC" (2012).
El modelo de innovación de los productores se basa en una economía de mercado cuyo objetivo es obtener beneficios vendiendo productos y servicios. Sin embargo, hay otros modelos, como el de innovación del usuario, llamado open user innovation, según el cual:
"Innovaciones económicamente importantes son desarrolladas por usuarios y otros agentes que se dividen las tareas y costes del desarrollo de la innovación y revelan libremente sus resultados. Los usuarios obtienen beneficios directos del uso del esfuerzo colaborativo. Los otros participantes obtienen beneficios diversos como disfrute, aprendizaje, reputación o un incremento de la demanda de bienes y servicios complementarios" (Hippel 2011).
El software libre es un claro ejemplo de innovación abierta del usuario, tal y como nos relata Jordi Màs (2005) en su fantástico libro "Software libre: técnicamente viable, económicamente sostenible y socialmente justo". En este sentido, siempre me ha parecido que la filosofía del software libre encaja perfectamente en el terreno educativo, donde el modelo de innovación abierta del usuario se ajusta mucho mejor a la innovación que queremos (al menos yo) que los modelos de innovación centrada en los productores.
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